Flor Manzur: Couch by Higara

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La tarde se colaba suavemente por las ventanas, bañando la sala en una cálida luz dorada que acariciaba cada rincón. Flor estaba ahí, sobre el sofá de cuero marrón, su piel pálida contrastando con el oscuro y suave material del mueble. El encaje blanco de su lencería destaca las curvas de su cuerpo, mientras el tatuaje en su muslo izquierdo parecía cobrar vida bajo el juego de luces y sombras. Sus ojos, llenos de una intensidad silenciosa, te observaban con una mezcla de desafío y deseo, invitándote a explorar cada centímetro de su piel.

Tus ojos se acercaron lentamente, imaginabas que sonido de tus pasos no podia escucharse y serian amortiguados por la alfombra. Al llegar a su lado, te arrodillaste en el suelo, permitiendo ver el contorno de sus muslos, en tu mente disfrutavaz de la suavidad y calidez de su piel. Sus labios se entreabrieron en un suspiro apenas audible, mientras tus dedos trazaban caminos invisibles en su cuerpo. En ese momento, el mundo exterior desapareció, dejando solo el ambiente íntimo y cargado de erotismo que compartían. Cada mirada, era un preludio a un desenlace inevitable, un sueño entre susurros y caricias.